«(...) la tipografía estilizada, que evoca la de la “inverosímilmente delgada máquina de escribir” del poeta, la ubicación de los números de página, la diagramación del colofón, la elección del rosa y dorado de las tapas de los tomos (en la que resuena el título de uno de los poemas de Ortiz privilegiados por Delgado para el análisis) hacen de estos dos volúmenes un objeto poético, sobredeterminado y suscitante. Cada una de esas decisiones puede leerse como marca de una investigación coral, densa y decantada, que permite que fuentes y contribuciones muy diversas se combinen de modo que lo completo de la obra siga respetando su carácter vivo, escurridizo, inacabado».